Gestionar adecuadamente nuestro buzón de correo electrónico nos puede ayudar a ahorrarnos tiempo y, sobre todo, a poner el foco en lo que es realmente importante; un objetivo que podemos conseguir poniendo cierto orden en nuestro inbox.
Siempre con la idea de mejorar nuestra productividad, hemos dedicado algún que otro post a hablar del correo electrónico y a revisar algunas ideas y consejos prácticos para no inundarnos en centenares de mensajes sin leer que no nos permitan desempeñar nuestro trabajo cómodamente y, entre estas ideas, hemos nombrado en mas de una ocasión los filtros.
Prácticamente, todos los servicios de correo web (como Outlook.com o Gmail) y los clientes de escritorio (Outlook, Thunderbird, etc) incluyen la posibilidad de configurar filtros para automatizar el procesamiento de los mensajes que llegan a nuestra bandeja de entrada. ¿Y por qué usar un filtro? Dependiendo del volumen de correos que manejemos, podemos encontrarnos situaciones en los que en nuestra bandeja de entrada se acumulan 100, 200 o 300 mensajes de correo que no hemos leído y entre los cuales hay cosas que son importantes y otras que lo son menos (incluyendo cosas que son totalmente prescindibles). Si somos capaces de procesar automáticamente los mensajes, podríamos detectar los que son importantes y establecer niveles de prioridad rápidamente, permitiéndonos trabajar cómodamente y, sobre todo, minimizando el tiempo que dedicamos a revisar mensajes y procesarlos de manera manual.
¿Cómo automatizar el inbox?
Los filtros son reglas que podemos configurar y que se aplican cuando un mensaje llega a nuestra bandeja de entrada. Si no tenemos ningún tipo de filtro, el mensaje directamente se almacenará en el inbox pero, si los tenemos activos, nuestro gestor de correo analizará el asunto, el remitente, los destinatarios o el contenido del mensaje para valorar si coincide con unos parámetros de búsqueda que hayamos fijado y realizar, automáticamente, una acción.
¿Una acción? ¿Qué tipo de acción? Por norma general, los filtros nos ayudan a clasificar mensajes, es decir, a guardarlos en carpetas determinadas (etiquetas en el caso de Gmail), marcarlos como importantes (destacar en Gmail o marcar como importante) o enviarlos, por ejemplo, a la papelera o a la carpeta de spam.
Este tipo de reglas son bastante sencillas de configurar y el proceso suele ser bastante intuitivo, de hecho, podemos combinar los criterios de búsqueda para segmentar mucho mejor los mensajes que recibimos y ser mucho más certeros en la clasificación aunque, como en todo en la vida, hemos llegar a un equilibro entre ser operativos y no cargarnos en exceso de trabajo configurando un número de filtros extremadamente grande.
Criterios a la hora de filtrar mensajes
Teniendo en cuenta los criterios de segmentación que tenemos disponibles (remitentes, destinatarios, asunto, contenido o la existencia o no de archivos adjuntos) y que podemos combinarlos, tenemos bastantes grados de libertad a la hora de configurar nuestros filtros y automatizar el procesamiento del inbox.
Por experiencia personal, creo que la mejor forma de adentrarse en el uso de los filtros es construyendo, al principio, un modelo sencillo para ir complicándolo de manera gradual y avanzar en la clasificación automática de cada vez más mensajes.
Uno de los primeros bloques de mensajes que podemos tratar automáticamente son los que provienen de aplicaciones que generan correos de manera automática y, por tanto, llevan un formato fijo que siempre se repite. Herramientas de gestión de tareas, helpdesks, herramientas de ticketing o, incluso, boletines de noticias, pueden ser buenos ejemplos de correos que podemos automatizar y almacenar en carpetas concretas que procesaremos dependiendo de la prioridad de estos bloques de contenidos.
Otro criterio que podemos seguir a la hora de clasificar los mensajes en base a su asunto si, por ejemplo, seguimos patrones fijos en estos. Imaginemos que trabajamos en múltiples proyectos, si somos capaces de mantener una etiqueta fija con el nombre del proyecto (algo como
[Nombre_Proyecto]
) que vaya en el asunto de todos nuestros mensajes
y que, además, la gente que trabaja con nosotros también la usa, podremos
automatizar mucho la clasificación de los mensajes y segmentarlos por proyecto
(siguiendo con el ejemplo) y si, dentro de este criterio, segmentamos por
remitente o cualquier otro elemento, podremos afinar aún más los criterios de
clasificación y almacenar los mensajes en carpetas distintas según asunto y
remitente.Lógicamente, si nuestro inbox es presa del spam, nunca está de más configurar un filtro que nos ayude en la lucha contra este tipo de mensajes y, en este sentido, filtros basados en palabras clave en el asunto o en el contenido pueden ser interesantes.
Temperaturas y temáticas
Si bien es habitual trabajar con las temáticas de los mensajes a la hora de aplicar criterios que automaticen la clasificación, existe la posibilidad de intercalar "bandejas intermedias" entre nuestro inbox y las carpetas en las que almacenamos los mensajes definitivamente.¿Bandejas intermedias? Quizás pueda sonar raro pero en vez de enviar directamente los mensajes procesados a sus respectivas carpetas (proyectos, suscripciones, notificaciones, etc) y terminar acumulándolos sin leer por exceso de trabajo, existe la posibilidad de clasificarlos en base a su prioridad pero sin eliminar el hecho de tener que leerlos para poder almacenarlos en sus carpetas correspondientes.
Este tipo de clasificación es lo que podemos llamar "temperatura" puesto que, en vez de pensar en temáticas concretas, nos centramos en valorar la prioridad o importancia de los mensajes para colocarlos en "urgentes", "prioridad media" o "prioridad baja", es decir, "caliente", "templado" y "frío". Lógicamente, la clasificación por temperatura incluirá una valoración del asunto, el remitente o el contenido del mensaje pero con estos criterios, podremos dividir nuestro inbox en 3 que tienen prioridades asignadas y nos permitirán centrarnos en lo que es urgente y dejar a un lado lo que es secundario o sin importancia.
¿Por dónde empezar?
Si trabajamos con GTD, por ejemplo, usar la clasificación por temperatura encaja, sin duda, muy bien con esta metodología que se basa, precisamente, en bandejas de entrada que tienen prioridades asignadas. Si buscamos, simplemente, vaciar el inbox para realizar lecturas temáticas (seguimiento de todos los mensajes de un proyecto determinado), podremos prescindir de las bandejas intermedias y enviar, directamente, los mensajes a sus destinos finales.
La verdad es que vale la pena dedicar algunos minutos a configurar filtros en nuestros buzones de correo porque nos pueden ayudar a ahorrar tiempo y, en comparación, el tiempo que dediquemos puede convertirse en una inversión que nos permitirá ahorrar mucho más y, sin duda, ayudarnos a que dejemos de ser unos esclavos del correo electrónico.
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