El futuro de estos parece estar en tener la capacidad de ser vestidos y el integrarse con nuestro cuerpo y nuestra experiencia haciéndolos casi desaparecer físicamente.
Antes de que los de Mountain View se decidieran de una manera tan decidida a apostar por un dispositivo así, varias compañías habían sobrevolado la idea e incluso habían registrado patentes con conceptos para desarrollarlas. En esta categoría se encuentra Microsoft que, tras desestimar hace un par de años la posibilidad, reacciona al ver la expectación que está generando el modelo de su rival. Su modelo se basaría en una aplicación web y proporcionaría realidad aumentada, exactamente igual que las de Google.
En este grupo también podríamos incluir a Sony, que no sólo pensó y piensa abordar este formato, sino que fue uno de los pioneros en los dispositivos inteligentes de vestir con su Smart Watch.
En esta carrera también está LG a la vez que en un smartwatch. Recientemente también se ha valorado la posibilidad de que la compañía del buscador más importante de China, Baidu, también trabaje en un proyecto similar.
Parece que ninguna empresa se quiere quedar atrás con este tipo de dispositivos aunque los recursos y la estructura que necesitan para respaldarlos sean enormes. La sociedad todavía no tiene claro qué haría con este tipo de aparatos y si realmente los quiere o no. Respuestas de admiración descontrolada, de incomprensión y de rechazo razonado se suceden y ponen un velo de duda sobre este tipo de dispositivos. En contraste, está la actuación de las compañías que prefieren asegurar que no perderán competitividad y preparan su respuesta por si fuera necesaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario